jueves, 5 de febrero de 2009

Sobre cumbres y cerros...

Si miras sin nombrar...lo verás.
Si buscas sin esperar lo hallarás.
Si crees que ya has llegado...
La última tirada larga fué de esas que te dejan un sabor extraño. El día estaba muy, muy malo. La humedad era muy grande, era mi intención hacer tres vueltas a un circuito de 11 kilómetros de los cuales 9 son de dunas; después de la primera hora tuve que encender el frontal. La noche estaba muy desagradable. Las olas rugían y su sonido era impresionante, el agua atomizada te mojaba como lluvia por fuera, por dentro me sentía empapado. El viento se hacía más y más veloz. Ni un alma en kilómetros. Me concentré en el ritmo, en el sonido de las cosas para no atender las malas sensaciones que estaban aflorando. Venía de una semana en la que había acumulado kilómetros, mi cuerpo no estaba fino. Empecé a tener momentos malos, realmente malos; uno detrás de otro. El viento y la arena me azotaban sin piedad, sube y baja por las dunas.
Me metí un cañonazo de energía: dátiles, pasas de málaga e higos todo ello regado con una buena cantidad de isotónica pura reserva del 2009 made in mercadona. Después de un rato me sentí mejor, la noche me envolvía de forma total, dentro de todas las malas sensaciones que estaba teniendo hubo un momento, de difícil cuantificación temporal, en la que me sentí en lo alto de la cumbre; describirlo siempre es difícil...
El sonido que me envolvía era una sinfonía perfecta, el tronar de las olas en su morir contra la arena, su rugido, el viento que movía las cinchas de mi mochila, silbidos de arena y su impacto contra mi cuerpo, un paso detrás de otro...mi respiración, soy uno con todo eso, no existe yo alguno, no hay pensamiento, sólo sensación, sólo alguien que se desplaza en un caldo oscuro, un rayo de luz en mis pies, el que escucha el que siente también se cuida de no tropezar. El vientre se llena de energía emocional. Estoy en la experiencia cumbre. Todo es perfecto.
Siempre que se sube se acaba por bajar.
Bajo de una forma violenta de la cumbre; el mar y la marea están tan altas que llegan a la base de las dunas, de repente algo del tamaño de una oveja cruza por delante de mí en la zona de oscuridad a una gran velocidad, mi organismo se pone en alerta total, grito y corro hacia atrás asustado, le doy a la función bost de mi frontal que me da un cañonazo de luz extra. Todo pasa muy rápido; veo una gran bola de espuma varada en la siguiente duna. Me tranquilizo pero no me relajo, un miedo irracional me eriza la piel. Me rio a carcajada limpia en medio de la oscuridad.
Después de eso ruedo como si acabara de empezar, pero al rato me siento como si cargara un peso enorme encima. Decido no dar la tercera vuelta, por hoy está bien. La tirada larga será esta semana. Me sacaré la espina.
Una de las características de las experiencias cumbres, o momentos de una plenitud vital excepcional, es la de una fascinación total por el asunto-que-se-trae-uno-entre-manos es perderse en el presente, un profundo desapego respecto al momento y el lugar. Es como bucear en lo verdadero, en lo que no tiene nombre, en aquello que no necesita ser explicado.
Siempre que hablo de ello tengo la sensación de hablar de algo para lo que no tengo palabras pues éstas son aquello que desapararece cuando la experiencia llega.
Bueno amig@s ya sabéis sed felices o, al menos, intentadlo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que bien describes las sensaciones, jodio!
Espero que llueva en Sables, porque si llueve tengo hasta posibilidades de ganar, je je. Llevo horas y horas y kilometros y kilometros bajo la lluvia, ¡vaya preparacion para el desierto tan rara!

Tienes que descubrir que era aquel bulto que te acojono en la oscuridad de la playa y contarmelo, me has dejao intrigado con el "expediente X".

JAVI SUBIAS dijo...

De los días buenos se aprende, de los malos se aprende mas. Un abrazo hermano

sandman65 dijo...

LIVAN: Era la bola de espuma hermano, nada sobrenatural, sólo la velocidad del viento, la fuerza del agua, la noche y un cierto canguelo nocturno jejeje
En cuanto a lo de tu entreno pasado por agua, cuando llegues a Ouazazate desde Casablanca el desierto te dará un CALUROSO ABRAZO pero no te preocupes te acostumbras en diez minutos :)))
Cuidate estos días ya todo está hecho.
Un abrazo fuerte
¡que envidia!

Anónimo dijo...

Gracias Runner48. Y gracias tambien a Javi Subias, aún sigo leyendo tu crónica de vez en cuando, no tiene despercidio.

roxana dijo...

ME ENCANTÓ TU ARTICULO Y GRACIAS POR CONOCER MI BLOG. SEGUIMOS COMO VIAJEROS DE RUTA. UN ABRAZO
ROXANA

sky walkyria dijo...

el techo el mundo, ese lugar en que la altura se pierde en el horizonte,
y solo nos mantiene a flote la respiracion profunda...

MORGANA dijo...

la recompensa es el camino, la cima es efímera.
qué ricos los dátiles¡¡¡¡
besitos

Paco Montoro dijo...

Leerte siempre es un placer.

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Me encanta la imagen... ya vendre a leer el texto.
besos y amor
je
el tuyo tambien es creativo. Todos somos Creadores, que le vamos hacer.
je