domingo, 27 de abril de 2008

4 ETAPA...cuarta vida...





Después de la llegada de la tercera etapa, como todos los días, celebramos nuestro triunfo sobre los elementos, sobre nosotros mismos...cuando llego a la tienda, siendo el último en llegar, una sensación de "estar todos en casa" nos envuelve; nuestra pequeña haima es nuestra casa y los que las habitamos una familia.

Todos nos preocupamos por todos. Llevo 25 años haciendo todo tipo de pruebas deportivas, en esta es la primera en la que tomo conciencia de que cuando alguien pregunta a alguien se alegra de "verdad" del resultado, sea cual sea; en otras competencias (nunca mejor dicho) se nota, demasiado a menudo, una sombra. Sería algo así como "te pregunto, porque lo que realmente es que me preguntes". Esta es otra historia. El ego desaparece en el desierto

La haima está muy tocada; Gerardo y Fran tienen unas ampollas descomunales, las de los demás son enormes...pero las de ellos. Además Fran tiene una rodilla muy jodida.

La noche antes del gran día...
Una vez que la tarde se convierte en noche, que el sol se ha despedido de la forma en la que lo hace en el desierto, nos metemos en los sacos, hace rato que las haimas cercanas guardan silencio. Antes que otros días, el silencio se apodera de la haima número 6. De nuevo la sombra, la sensación de que, como cada día, nos enfrentamos a un reto mayor...esta vez es, simplemente, lo que un tipo dijo mirando el road book: "esto es una salvajada".

No hemos cerrado ni siquiera los ojos cuando empieza la fiesta. De repente, mientras intentamos reponer fuerzas, se despierta la tempestad. Los faldones de la tienda producen una especie de estampidos; nos encerramos en nuestros sacos, nada puede quedar fuera, la arena lo inunda todo, la sentimos golpear en nuetros cuerpos. Todos estamos callados, pero nadie duerme, todos tenemos el mismo pensamiento: "van pasando las horas y la tempestad no amaina y nosotros sin dormir...mañana 76 kms...y sin dormir...van pasando las horas. A las 4 me levanto, no puedo más, necesito desaguar. El espectáculo es impresionante, la noche cerrada, el viento ensordecedor; mi frontal alumbra tiendas que están tiradas en el suelo, los habitantes se han quedado dentro y parecen amortajados.
La arena golpea sin piedad; como vino se fué, el silencio se adueñó de todo; pudimos dormir una hora sin viento y sin ruido. Los termitas se despiertan temprano...Hillaaa, hillaaaaa, vamos vamos...el día es luminoso...Me salgo de la tienda, como todos los días, a ver la puesta de sol. El sol me da energía. Estamos literalmente cubierto de arena, las esteras están debajo de una capa de tres cm de arena. Pienso en que, normalmente, cuando haces una prueba esás una semana antes cuidándote mucho, alimentándote y durmiendo...hemos hecho 112 kms en los tres días anteriores, no hemos dormido esta noche y tenemos por delante 76...una cosa es decirlo y otra sentirlo y vivirlo allí. Como decía un francés, una cosa es hablar del sufrimiento y otra vivirlo.

Nos vamos acercando a la salida, Patrick Bauer, encima de su todo terreno nos alienta, nos llama a cordura??? en la subida al Jebel que tenemos que sortear a los 7,5km. Aplausos para los que se han tenido que retirar. Miro las getas del personal, en realidad, es lo más parecido a un montón de piratas. A mi lado tengo a Paco el de las Flores, Paco es un tío fantástico, tiene una floristería en la plaza de la Alfalfa en Sevilla, me preocupa. No come bien, su cara ha cambiado mucho en tres días, está demacrado, su voz es más débil...pero no veas como anda. Se le ve con un gesto que no le va nada, un gesto grave...en realidad todos lo tenemos...soy, somos muy conscientes que nos enfrentamos a algo muy serio. Esta prueba lo es descubrimientos, te descubres a ti mismo haciendo cosas que en ningún otro sitio harías.

Suena ACDC y la canción autopista hacia el infierno suena más fuerte que nunca, al menos eso me parece...nunca antes me había parecido un titulo de una canción algo tan real.

La hora de la verdad...
"si uno es consciente puede llegar a sentir aquellos momentos que son los de la verdad"

Empiezo a trotar suavemente mientras el piloto loco nos da las pasadas a las que nos tiene acostumbrados. El personal se lo toma con calma, hay mucha tela que cortar, nunca mejor dicho.

Una extensión plana nos prepara el camino para lo que será uno de los momentos de la verdad: la subida al Jebel El Oftal. Al doblar una colina lo veo, es, simplemente imponente...Fidel me había dicho el día anterior que hay gente que había abandonado en su base, hartos de sufrir y sin pasar la prueba de su conquista.
La subida es de arena, veo a la gente que me precede como hormigas, una larga fila de hormigas. la pendiente es del 25%, si lo unes al calor que pega fuerte, al terreno de arena en el que te hundes, el resultado es un coctel variado que te va minando. Lo peor es saber que después de ese rejoneo te quedan mucho por patear.

Se acaba la arena y empezamos a escalar por roca, nos habían pedido paciencia, pero hay gente que no la tiene. Se empieza a forma otra fila de gente que asciende por debajo y por encima nuestra. Se producen desprendimientos de rocas que hacen que la peña se cabree; una roca muy grande empieza a rodar y no se lleva puesta a una americana, de las que no tienen paciencia, de milagro. Vamos subiendo, lentamente, hay momentos en el que tienes que empujar al que tienes delante por el culo, al igual que te empujan a ti.
Llegamos a una zona en la que, a nuestra derecha, está un barranco casi vertical, es una duna de arena que ha tapado a la roca,; nos han puesto una cuerda para que nos agarremos, más que otra cosa para darnos seguridad y que nadie haga "vuelo sin motor con mochila" una nueva modalidad que, afortunadamente, sólo ha quedado en el nombre.

Llego a la cima y me siento bien; ahora toca la bajada, muy técnica. El paisaje es espectacular, vamos bajando por una vaguada que parece el corazón de la tierra; intento hacer una foto y casi me despeño...nada de fotos...mucha concentración...es lo que hay.

Al acabar de bajar nos espera una zona de dunas y, por fin, el CP1 sólo llevo 12,5 kms y me parece que he nacido en la carrera!!!.
Después de respostar aparece una extensión de unos 8 kms en línea recta. El viento es suave, de vez en cuando aparece una nube de arena que azota y se marcha como ha venido. Mi objetivo es, como siempre, llegar al siguiente punto de control. Voy avanzando a mi ritmo, los pies están muy, muy calientes, siento como si me ardieran.
Llego al CP2 km 23 es una especie de oasis enmedio de una garganta impresionante, algunos árboles. Decido comer, pero hay que pararse; he decidido que comeré mi preciado tesoro. En el capó de un todo terreno pongo mi mesa; mi botella de agua que me acaban de dar que está un poco menos caliente, mi paquete de jamón de 100 gramos (pata negra) y 50 gramos de chorizo ibérico, cuando corto los paquetes al vacío, el olor lo llena todo. Saboreo cada pedazo; siento un lametón en la pierna. Un perro negro y delgado ha olido mi tesoro. Se sienta con la paciencia del que no tiene prisa. Cuando me doy cuanta he sucumbido a esa mirada, le doy un trocito, su mirada se ilumina, este no ha tomado en su vida nada igual...de repente tomo conciencia del momento, allí estoy, en medio del desierto compartiendo mis pocos gramos de jamón con un perro cuya mirada me llega al corazón. Cuando acabo le doy a chupar el aceite de las bolsas y le doy las mijitas de picos que han quedado. Lo dejo para que siga con sus asuntos...

Hay que seguir...me pongo el equipo, a mi lado está la pareja de franceses, uno es ciego y el otro lo lleva de una cuerda, se están peleando, no sé lo que dicen pero el ciego está tumbado y el otro le está gritando, parece que están pasando una pajara conjunta...
Miro el road book...ahora toca lago seco...joder con los lagos secos...que se llamen lagos es lo que más que jode...

Este sí que es un lago seco y no los que he pasado...voy solo, los que van delante son hormigas igual que los de atrás, el sol pega de verdad, creo que son las 16 horas. Voy un poco grogui, me doy cuenta porque , de repente me asusto, desde un todoterreno un tio me graba, no sé cuanto tiempo lleva el coche siguiendome, no lo he oidio llegar y eso me dice que voy regular...Esta prueba tien caducidad hay que llegar al CP3 antes de la una de la madrugada...
Al pasar el lago empiezan las subidas...

La subida al Jebel Ras Kermouna...
Empiezo a subir, he pillado a un tipo que va muy tocado, me pongo a su lado un rato y lo dejo atrás, lentamente voy subiendo pisando donde han pisado, subendo la escalera que se ha construido con el paso de los participantes. Me viene a la cabeza la imagen de la llegada, una fuerte emoción empieza a subirme por la garganta, me obligo a pensar en otra cosa, la esperanza puede matar (frase de Morgan Freeman en la peli cadena perpetua), no me permitiré pensar en ello hasta que haya superado las duras pruebas a las que me enfrento.

En lo alto del primer jebel un tio me señala la cara y supongo que el chorizo me ha dejado alguna marca, pero no es chorizo, me sale sangre de la nariz, la arena hace que nos sangre...veo las gotas caer en la arena...sangre y arena...sudor...vamos para abajo...

Atardece, la luz del atardecer imprime una mágica expresión a cada roca, a cada montículo da arena...es espectácular, vistas que hacen que duela el corazón. Sigo subiendo. En una de las curvas dejo la línea de piedras y sigo unas pisadas duna abajo, la pendiente es muy pronunciada, de repente me doy cuenta de que me he despistado, las pisadas se desvanecen, siento un vacío en el estómago, vuelvo por mis pasos, la subida es penosa, a cuatro patas, el corazón me late fuerte, veo a alguien en la cima, los sigo, me dicen algo que no entiendo...decido que no me quedaré más solo, la noche se viene encima...no me ha gustado la sensación...

Me junto con tres catalanes y decido que no los perderé de vista...
Hablar con alguien me hace bien, seguimos rumbo al CP4, la puesta de sol es preciosa, llegamos al CP4 nos dan una luz química para ponerla en la espalda. Los frontales nos alumbran el mundo a nuestros pies...seguimos avanzando...rumbo al CP5...estamos en el km 46, nos quedan 30...me siento fuerte...esto marcha, voy marcando el ritmo y de vez en cuando aminoro porque dos van muy jodidos...

me he dado cuenta de que este post es enormeeeee, lo que queda de etapa lo dejo para otro día...

Sed felices, o al menos, intentadlo...

miércoles, 23 de abril de 2008

Tercera etapa...tercera vida...

Tras un sueño profundo me despierto, como todos los días, cuando nadie se mueve en mi haima. Como cada día repito el ritual: me alejo de las haimas y siento la fuerza, la energía salvaje del lugar. No hace viento, otra mala señal, si no hay viento te cueces. Me consuela pensar que el tiempo cambia en un segundo en estos lugares.

Siempre he creido que la felicidad es algo especial, algo que se saborea en cada cosa; podría poner muchos ejemplos en la que eres autoconsciente de que la experimentas. Saboreo mi capucchino caliente, mirando la salida del sol ¿se puede ser más feliz?. Mis cosas están fuera cuando vienen los termitas gritando y metiendo bulla...ya no me cojen por sorpresa.

La etapa de hoy me impresiona, es una etapa psicológica, además de llevar en el cuerpo las dos anteriores eres consciente de lo que te queda, esta es especialmente dura. 40,5 kms en los que hay muchas dunas y arena de la que te va minando.

Patrick Bauer nos anima, nos dice que hagamos el favor de tomarnos todas las pastillas de sal que nos digan en cada CP; nos pide aplausos para los que han abandonado. Nadie sabe mejor que nosotros lo que puede significar tener que abandonar. Antes de la prueba he comtemplado esa posibilidad; pero durante la prueba me doy cuenta de que no lo he pensado ni una sola vez.

Salimos, de nuevo el piloto nos da unas pasadas trasversales que son una maniobra prohibida para cualquier piloto sensato. A menos de 25 metros del suelo, con las térmicas que se producen es, simplemte, una salvajada que nos pone a mil, nos sobrevuela una y otra vez, la avioneta cesna hace lo propio, pasa rasante una vez, me coje desprevenido y casi me agacho.

Pronto llegan las dunas, me encuentro a Fidel, el maestro, 65 años, 8 ediciones de sables. Me pego a su rueda, anda muy, muy ràpido, me enseña como subirlas, como saber por donde tengo que ir. Es un tipo pequeño, en su Bañolas natal vende flores en la plaza del pueblo. Al preguntarle como llegó a sables, me cuenta una historia familiar en la que sus hermanos murieron por causa de una acumulación de ácidos en sangre, le dijeron que tenía que hacer deporte y bien en serio que se lo tomó. Me cuesta seguirle el ritmo, es infernal, me ego se arrastra por el suelo, joder tengo 49 años y él 67 y no tengo cojones de seguirle en las subidas a las dunas...esto es sables, una nueva leccion de humildad.

Las dunas nos van castigando, más y más, me doy cuenta de que afloja y yo con él, le sigo como un perrillo fiel, donde él pisa yo lo hago, llegamos al CP1 llevamos solo 13 kms y las dunas siguen, dunas tranversales que se me hacen más ligeras porque me harto de reir con el humor catalán del tipo. Vamos pillando gente que va lista de papeles...En el km 20 aparece una mole, un Jebel impresionante, es una montaña enorme de piedra suelta y arena dorada como el sol que la baña. Se me ha metido algo en un ojo y lo llevo llorando, por una vez no es la emoción la que me hace llorar; cuando llegamos arriba Fidel se queda arreglando su equipo le digo que voy a seguir despacio, no es cosa de plegarse a la carrera de nadie...la bajada es impresionante, muy técnica, veo un tipo medio despeñarse por ella, se levanta como un resorte se toca y se descojona de risa, creo que es suizo.

Empieza una larga cambiada de terreno, llano y pedregoso, al llegar al CP2 el medico me señala / dedos, siete pastillas de sal, temeroso le pregunto cuantos grados y me dice 49 y 13 % de humedad, es lo más parecido al infierno en la tierra, me dan 3 litros de agua en vez de 1,5 la cosa apunta mal, quedan muchos kms aún...

El calor golpea como una losa, y otras losas viene a mi mente, cuando me arrepiento de haber dejado a Fidel atrás, mi mente empieza a irse, el esfuerzo, el cansancio llaman a otras losas, momentos difíciles de mi vida van aflorando; me doy cuenta de que ese nos es un buen camino, pero como aquel que se acerca a un abismo sin poder ir en la direccion contraria me voy sumiendo en la parte oscura que todos tenemos. Pasan algunos kms y, de repente, enmedio de la nada sopla una brisa, caliente y suave que me hace despertar, se me antoja que es la brisa la que me rescata la que me saca de ese mal momento, es una pájara fuerte; me doy cuenta de que mi ritmo ha bajado.

Llego al CP3, allí vuelvo a la realidad, los fantasmas se alejan, me echo agua en la cabeza, me mojo el buff del cuello, me doy unos cuantos golpes en la cara para espabilarme, me chuto un gel, y impongo un ritmo vivo. El terreno es llano pero arenoso, te humdes sin remedio. Lo tengo casi en el bote, pero el tiempo pasa y la meta no llega, unas formaciones arenosas se adornan con unos pequeños arboles que dan sombra, veo algunas personas que han sucumbido a la tentación, están tumbadas a la sombra, si lo hago no respondo cuando me levantaría.

Por fín veo la meta, una enorme alegría me embarga, los pies e stán al rojo vivo, noto las ampollas; de repente lo veo pasar como un cohete; Fidel se pone a mi altura, me sorie y mete el turbo. Entra 500 metros antes que yo...el ser humano es increible, la bandera con sus tres nietos, la única bandera que le merece la pena llevar, ondea al viento.

Cuando llego a la haima, mis hermanos se alegran y yo con ellos que un día más hallamos conseguido hacerlo...me curo las ampollas y me voy al telefono, con la foto delante de mis seres queridos, un nudo me atenaza la garganta. Como cada día mi ración de energía se completa: telefono, mail que mando y mails que recibo...después viene comer y beber.

La esencia del ser humano, lo primordial, es la expresión máxima de estar aqui y ahora, de sentir y vivir sin preocuparse más que de sobrevivir...Estamos contentos por lo que hemos hecho...pero mañana viene la etapa en la que se decide si uno es capaz de conseguirlo o no: 75.5 kms, la noche...pero eso es otra historia...

Salam aleikum

Sed felices o, al menos, intentadlo...

sábado, 19 de abril de 2008

Segunda etapa...segunda vida.





Hace muchos años ya que salté, por primera vez, en paracaidas. Nunca habia montado antes en un avión; después del primer salto una euforia enorme me embargó. Al día siguiente una extraña sensación me recorrió el cuerpo. Mi instructor, un tipo pequeño con mil doscientos saltos me miraba atentamente en la zona de embarque. Me sentí observado...lentamente se acercó a mí y me dijo: "tranquilo, ahora el cuerpo ya sabe a lo que se expone, por eso el segundo es el peor". Lo miré a los ojos y me quedé en blanco...

Después del primer palizón, la noche fue buena, no hizo demasiado viento. A las 5.30 el aleteo de los faldones de la haima me hicieron despertar. Saqué la cara del saco y pude ver la claridad del amanecer. Me levanté y me alejé de las haimas; algunas figuras se recortan en el horizonte, separados por algunos cientos de metros había otr@s personas, algunos se desplazan con dificultad, cojeando, otros estaban quietos como yo. No hacía frío, es más, me doy cuenta que con la hora que es y ya empezaba a notarse un cierto calor...un pensamiento me impacta en el centro de la frente: "sin viento...promete ser un día caluroso.

Al poco rato los termitas llegan alegres con su grito de guerra "vamos, vamos". Me coje con mis cosas fuera de la tienda.
El desierto empieza a llernarse se sonidos, pero detrás de ese bullicio, a pocos metros se encuentra el silencio, un silencio más pronunciado que ayer, sin viento, sin sonidos...con alma.

Me miro en mis hermanos y recuerdo a mi instructor, el pequeño habilidoso paracaidista. El segundo...

Mis hermanos de tienda, los sevillanos, Dani el catalán y los hermanos de equipo están serios, es una jornada en la que está todo por hacer, aún no nos hemos acostumbrado a la ley del desierto, una ley implacable y dura. Lo que es es lo que hay. Mi filosofía de vida es esa, pero allí se presenta en toda su intensidad y crudeza. El fantasma de esa ley inapelable que ya le ha cosatdo a unos cuantos la retirada planea sobre nosotros. Mi hermano Juan nos ha contado como un tipo estaba siendo atendido en una duna, gotero, helicoptero y adiós...fueron varias las personas que tuvieron que ser atendidas de esa manera.

Este día, es largo, 38 kms, pensamos que será bastante llano a excepción de un Jebel impresionante a subir en los últimos kms de carrera.

Empieza la fiesta...ayer Juan se quedó ronco de gritar en la salida, él y Diego disfrutan mucho en los momentos previos. Yo, como siempre me sumo en un estado de serena agitación, conozco bien esta sensación, me ha acompañado en muchos momentos de mi vida.

Salimos y, como siempre, el personal sale disparado, la adrenalina se puede oler...los kamicaces del desierto nos callamos, es raro ver a alguien hablando, salvo que vayan en grupo, en cambio las miradas valen su peso en oro. Es el lenguaje esencial, no verbal, primario del ser humano. Me cruzo con la mirada de un japonés, embutido en una extraña vestimenta, sus ojos rasgados le delatan, sus ojos me sonríen y le doy un golpe en la espalda, su mirada es de extrañeza ahora.

El terreno es llano, el calor va en aumento, no paro de beber; llego al CP1 km 12,1. Empieza la escalada de la sal. Me pican la tarjeta y el médico me espera al final del cajón...¿todo bien? me hace quitarme las gafas y me saca 4 dedos de su mano, cuatro pastillas de sal por litro y medio de agua...cada vez que subía el número de pastillas era señal de que los grados de temperatura y de humedad iban en aumento. La gente iba dejando los restos de las botellas de agua que no usaban bien puestas para que los que vienen detrás las usemos, me lavo la cara, me mojo el buff y la gorra, sigo adelante en busca de mi objetivo: el CP2, no existe otra cosa en la vida que eso, sólo llegar al CP2 eso es en el 24 y, antes un lago seco, es el primero que tendremos que pasar pero no él único.

El lago seco...vida ausente?...la primera pájara...

Entrar en un lago seco es como entrar en el limbo, es un lugar llano, muy llano, interminable...la mente es puesta a prueba, los lejanos compañeros son puntos es el horizonte. Escucho el sonido de mis pies quebrando la tierra seca...cielo, infierno, cielo, infierno...está dentro...miro el horizonte y me doy cuenta de que ansio llegar al final del lago seco, voy más rápido, me doy cuenta, el sudor, que rara vez aparece me cubre los brazos, las pulsaciones han subido...la jodida mente me está jugando una mala pasada...pero lo he cazado...enlentezco el ritmo, bebo agua y tengo la sensación de que el mal momento está pasando. Mi mano derecha toca la foto de mis seres amados, Carmen, Rocío, Marta y mi perra curra, las llevo en la mochila del vientre, justo donde los orientales dicen que está el centro del ser. No me es posible explicar la fuerza, la energía que he sentido al pensar en las personas amadas. No está la cosa para derrochar agua, pero me doy cuenta de que no estoy solo en la soledad y unas lágrimas calientes me recorren las mejillas.

Llego al CP2 y me resfresco de nuevo, no paro más que para cargar agua sin quitarme la mochila, tomar las pastillas de sal que han subido a 5. El terreno se complica es una especie de torrentera, no es muy técnico pero te va machacando las piernas, badenes y badenes. En una zona en la que hay un poco de vegetación me encuentro conn un rebaño de camellos, tienen las patas trabadas. Una camellita muy joven de color arena me vien a dar el encuentro, se parece a Fuyu el dragón de la historia interminable. Se acerca y me atrevo a darle un trozo de higo, temo que me muerda la mano pero sólo me regala una sensación de humedad en la mano como cuando mi perra, con cuidado de no hacerme daño, me coge un trozo de pan de la mano.

Sé que después del CP3, en el km 33.5 se encuentra el Jebel El Habet...sólo quedarán 5 kms para la haima, mis hermanos, la comida, el descanso...

Cuando voy llegando a divisar el Jebel me quedo sin respiración, ¿cómo es posible tanta belleza?, áun lo rememoro y se me saltan las lágrimas; una formación de roca negra y arena , brillante y pulida, como si de azabache se tratara me da la bienvenida, sé que habrá que subir y habrá que pagar el precio para poder sentir su fuerza. El CP3 está en su falda, el helicoptero está allí, aparcado como unpájaro que descansa después de una migración. Me dan el agua, el ritual con el médico y encaro la subida, paso a paso, miro mis pies, miro las rocas y la arena, roca y arena, arena y roca, suave y duro...viene el TAO a mi cabeza, todo está en su sitio, estoy donde quiero estar, un compañero resopla, la pendiente se hace más y más pronunciada. Piso en donde han pisado, me viene a la cabeza aquel o aquella que ha tenido que pasar el primero haciendo el surco donde todos pisaremos...la metáfora de la vida viene una y otra vez a mi mente. Me han dicho que hace 45 grados...

Llego a cima y un aire templado me azota la cara y el cuerpo es como el aliento de la montaña, me regala su aliento para que siga...bajo rápido, una chica va delante de mí. Va hablando sola, por pudor no la miro para no perturbar ese momento, no sé en qué idioma habla.

Por fin, después de unos kms llego a la meta. Lo he conseguido, un paso más, un escalon más. Soy el último en llegar de la tienda, el más viejo y el más lento. Todos mis hermanos han llegado y, com mis tres botellas de agua en la mano, los saludo, descanso un poco y hablamos de lo que nos ha deparado la etapa.

Una satisfacción grande ensancha nuestros corazones y la alegría llena nuestra haima, nuestro hogar. En cuanto puedo, después de curarme una ampolla gorda que me ha salido en la planta del pie (no me gusta el sitio), me voy a hablar por telefono, por el módico precio de 4 euros por minuto o fracción se puede hablar via satélite. Me es muy difícil poder hablar, la emoción me hace tener un nudo en la garganta, es increible, enmedio del desierto y poder hablar...el corazón me estallla, la energía me desborda. Me pongo en una cola de media hora para mandar un correo electrónico que pueda acabar de hacerme sentir en mi cielo particular, merece la pena sentir el dolor de estarde pie; el desierto es un lugar amable donde el sentimiento aflora con facilidad. Hay quien evita hablar con los hijos o con las personas queridas, pues temen romperse, por mi parte no me importa sentir...

Cuando llego me están esperando mis correos, soy el que más hojas de correos tengo, como cada día, no he dejado de llorar leyéndolos; decido guardarlos, los cargaré todo lo que me quede de desierto, son un tesoro para mí...

Después de cenar, de reirnos, de comentar incidencias, de nuevo todos nos callamos a la vez. De nuevo se puede sentir que cada uno viaja a los profundos terrenos de su corazón.

El viaje al desierto es el viaje al interior de cada uno de nosotros, la prueba deportiva no es más que una excusa para poder encontrarnos con la esencia de nosotros mismos.

El otro día lei en un foro en el que escribimos muchos de los que hemos estado allí, que no se nos fuera la olla, que solo era una prueba más y que había que ser muy mistico, para pensar que SABLES te puede cambiar la vida...en mi humilde opinión, no es una carrera más, al menos no para mí y, si es cierto, en ella muchos seguimos encontrando algo que ya vivimos cada día en nuestra cotidianeidad; el que es espiritual, místico o como quiera que se le denomine, en SABLES encontrará sensaciones, vivencias que están ahí, sólo hay que saber verlas...mirando con los ojos del corazón. A mí no me ha cambiado la vida, pero os puedo asegurar que me ha enseñado muchas cosas que me hacen estar agradecido por haber podido vivirlas.

El espiritu SABLES es como la intuición simplemente hay que dejar que se manifieste.

Sed felices o, al menos, intentadlo...

Salam aleikum...

martes, 15 de abril de 2008

1ª ETAPA ERG CHEBBI-ERG ZNAGUI 31.6 KMS



Un extraño silencio se apoderó de la haima 6. Después de las risas, de todas las bromas, de repente todos nos callamos, de repente una seriedad grave nos invadió. Algo oscuro y luminoso sobrevoló la haima. Un viento suave hacia que los faldones entonaran una canción ancestral.

Esa noche me desperté a las 3 de la mañana. Me alejé unos cientos de metros de la haima; entonces me di cuenta que hasta desaguar en la madrugada se convertía, gracias a la alquimia de desierto, en algo maravilloso y espectacular. Miré el cielo, no he visto nunca nada igual. Os puedo asegurar que he estado en el campo, en la montaña, pero eso era distinto. Un pesado silencio me envolvió. El viento había cesado, recordé esas películas de la guerra en la jungla donde el guía se para porque "algo ha cambiado"...el silencio de los pájaros, la cesación de todo sonido. Allí, en la más absoluta soledad y compañía de millones de estrellas me sentí ligero como una pluma. Miré el perfil de las grandes dunas de ERG CHEBBI y un cosquilleo me recorrió el estómago.

A las 5.30 los "termitas" (termino cariñoso con el que llamábamos a los marroquíes que desmontaban las tiendas) vinieron en tropel gritando Hila Hilaaaaa o lo que es lo mismo vamos, vamos...el viento se despertó, las arenas empezaron a moverse, nos pusimos los monos de tyvek cortavientos (monos como los de los que limpian chapapote. Empezó, como siempre, de una manera sorpresiva, todo vuela, las gafas de ventisca son indispensables, pues una vez que se te mete esa fina arena en los ojos estás listo.

Un desayuno continental...

Me desayuné mi liofilizado de cereales con chocolate, un capuchino y una barra energética y listo!!!

De repente me entrarón unas ganas enormes de salir corriendo, de emprender la marcha; no suelo ponerme nervioso, pero esta vez era distinto...

Nos reunimos en la salida, 801 colgados, todo un espectáculo, gentes llegadas de todo el mundo, neozelandeses, austriacos, mexicanos...95 mujeres todo un record. Suena la música, la selección de música a todo trapo no hace más que elevar el nivel de adrenalina en sangre.

Patrick Bauer subido en su jeep, nos informa de los problemas de la etapa. Ha escogido una de especial dureza para comenzar. Lo había avisado: "dede el principìo aparecerán los problemas", a lo que se refería es que, normalmente, la primera etapa es corta y sin dificultad, en esta ocasión sus 31 kms de los cuales 16 de dunas, las más enormes de Marruecos, prometían dificultades de verdad.

Acabó con algo que se notaba que le salía del corazón: "adelante...sois magníficos", era el final de cada briefing, cada día lo iba entonando con mayor enfasis a medida que nuestras caras y cuerpos se consumían...era ni más ni menos que el reconocimiento de alguien que ha hecho lo mismo que tu, que sabe lo que es hacer lo que tú vas a hacer.

Suena la música ensordecedora de ACDC autopista al infierno, que nos acompañaría en todas las salidas, y empezamos a correr, el griterío es impresionante, cojo mi ritmo y empiezo a recorre r el kilómetro y medio que me separa de las grandes dunas.

Cuando estoy al pie de ellas una extraña sensación me embarga, el helicoptero nos da pasadas que te encogen el estómago, pasa de través a escasos metros del suelo.

Empieza el baile. Las grandes dunas se me antojan seres vivos que me invitan a cabalgarlas, me veo pequeño, minúsculo antes ellas. Su color, su olor es espectacular. Me doy cuenta de que el viento en el horno que son las dunas ha parado, la sensación térmica es sofocante, bebo y bebo. Aprendo a pisar donde han pisado, mis compañeros que han pasado antes, como en la vida real, me han hecho más fácil la subida. Se forman escaleras en las que se oye el resoplar, incluso, el sonido de tu corazón es como un tambor que, rimtico y poderoso, te marca la cadencia de tus pisadas. No hay que hundir mucho los pies en algunas zonas, en otras sólo la puntera. Poco es mucho.

Llego a enormes dunas en las que miro hacia atrás y hacia delante y puedo sentir una poderosa sensación de energía, las bajadas son a tumba abierta enterrándo mis piernas hasta el gemelo. No entra ni un sólo gramo de arena en mis pies...esto marcha.

Pasa el tiempo y las dunas se hacen eternas de recorrer, hay un momento en el que no se ve el fin ni el principio, estoy en medio y me entra ujna especie de agobio. Enseguida viene a mi memte la frase: "todo acaba, todo pasa, todo es impermanente como la vida misma", corono una cumbre dunar y, por fin, aparece otro terreno...pero ese terreno era otro desierto. Kilómetros de llano agotador, el personal no habla, no nos miramos, cada uno atravesando su propio desierto interior.

Van pasando las horas y el terreno camnbia 10 kms de llano abrasador azotado por el viento. De repente llego al CP2 es el km 24 me entra una gran alegría, me veo llegando a la meta de mi primer día. Pero la esperanza puede matarte en el desierto, de eso me daría cuenta más tarde. Paso un río seco (OUED) y de repente, sin que me los esperara aparece una formación de dunas no tan grandes como las anteriores pero que, a esa hora, con ese calor, y con esa tralla en el cuerpo se hacen un verdadero calvario, empezamos a sufrir de verdad, estas dunas pequeñas son como las de Bolonia, unos 60 metros de altura, trannsversales, una y otra sin fin. Puedo ver a un tipo que va desorientado, creo que es inglés, va dando tumbos como un zombi. le doy una palmada en la espalda de ánimo y se da un susto de muerte, le digo sorry y me sonríe con una expresión extraña. Sólo son tres kms de dunas, pero fueron las que me enseñaron la cara de Sables. A partir de ese momento tomé la decisión de tomármelo con mucha calma. El desierto no perdona. Primera etapa y varios retirados, mi objetivo es no tener esperanza, expectaivas adelantadas de "ya estoy aqui", centrarme en llegar al siguiente punto de control, esa es mi carrera.

Llego a una cima y veo el vivac, me siento bien, ahora toca recuperar...mañana más, la siguiente etapa serán 38 kms.

Antes de llegar veo a un tipo que está tumbado bocarriba, está verde, le digo si le pasa algo y se apresura a incorporarse, la peña no quiere que alguien se ponga nervioso y tire de bengala con lo cual tu aventura está acabada.

Ha sido un buen día, las dunas y el desierto no han defraudado...

Si habeis llegado hasta aqui enhorabuena, soy consciente de lo largo que son los post, pero aunque intento resumir me es imposible y se me quedan toneladas de cosas en el tintero.

PD Sigo soñando cada noche con el desierto.

Sed felices o, al menos, intentadlo



jueves, 10 de abril de 2008

Fotos del primer y segundo dia...adaptación




Los primeros compases fueron armónicos; la despedidad en en el aeropuerto, la llegada a Mardrid, el encuentro en la T4 con los que serían mis compañeros de aventura.
Después de unas horas cogimos un vuelo a Casablanca y otro para Ouarzazate. LLegamos al hotel de madrugada, no nos faltó tiempo para tomarnos unas cervezas morunas en el bar que abrieron para nosotros; cerveza casablanca...no estaba mal. Nos dimos la última ducha como si fuera la última de la vida. A la mañana siguiente nos reunimos toda la peña en un hotel, los 801 partcipantes. Se formó una enorme comitiva que atravesaría 350 kms hacia el sur. Fueron 8 horas en las que el paisaje nos golpeó en la frente. Nos dieron botellas de agua en cantidad y empezamos a hidratarnos; mala decisión cuando tienes que ir mucho tiempo en bus, acabé meando en una botella como el resto de meones, sólo entonces pude volver a apreciar el paisaje que se abría ante mí. En la primera parada para comer, justo después que hubieramos meado todos en las botellas, me senté en la piedra más grande que encontré, miro para abbajo y veo un boquete, no recuero haber botado tan rápido en los ultimos tiempos. Morbosamente muevo la piedra y allí estaba, regordete y cabreado, un pedazo de esorpión que se dejó fotografiar sin demasiados problemas...el desierto te va enseñando lo que necesitas, primera lección: atención a los boquetes siempre tienen dueño.

Llegada al vivac...
Dejamos una carretera secundaria y nos introdujimos con los buses y todo terrenos por medio de una pista, al fonndo se veía el vivac, empezamos a gritar, simplemente impresionante, la primera vez que lo ves crees que es una base lunar, era el atardecer, los rayos de sol caían y bañaban acariciando la gran cúpula blanca y naranja rodeada de tiendas blancas y negras, blancas para la organización y haimas negras para la peña.
Nos asignaron unas haimas para los españoles y los andaluces 4 sevillanos, tres gaditanos y nuestro adoptado: un catalán llamado Dani, elegimos las nº 6, ese número y esa haima nunca las podré olvidar nunca más.
Nada más llegar empezamos a preparar la "fiesta de la manzanilla", la gente estaba demasiado seria y tocaba empezar a reirse. Pusimos la tela de los sponsor de los de Sevilla de mantel y, sobre ella, y kilo de jamón, un queso, chorizo y mojama...y una enorme bolsa de picos. Durante el traslado hubo que lamentar la muerte de una de las seis botellas de manzanilla la guita (la mejor del mundo), quedaban 5 que no estaba mal para estar tan lejos de casa. De cualquier manera las camisetas de Manolo nos recordarían, de forma olorosa, su muerte.
Manolo ELHIELO y yo fuimos avisando e invitando a los españoles para tomar una copita.
Cuando estuvimos todos pasandolo bien FIDEL (67 años 8 ediciones de Sables) me dijo en un aparte. "habeis empezado bien, si no te ríes, si no te tomas con buen humor lo que venga...no acabarás" este pozo de sabiduría, este tipo pequeño, vendedor de flores de Bañolas, me ayudó mucho en mi periplo.
Dia 29 controles técnicos y administrativos.
Amaneció con un poco de viento, salgo de la haima y me las encuentro enfrente, las dunas más altas de Marruecos, ERG CHEBBI, la luz jugueteaba con las arenas que se encontraban a dos kms escasos, para ese entonces ya sabiamos que la primera etapa, que siempre suele ser suave, sería muy dura, 30 kms de los cuales 21 serían de dunas. Mirándolas, admirándolas me sentí pequeño y afortunado, asustado y contento. Las dunas de Bolonia, que me parecían enormes este verano cuando entrenaba en Tarifa, eran de juguete al lado de estas; la cuarta parte. Un océano de luz naranja.
La "maquinaria francesa" era perfecta, cada media hora pasabamos un grupo a dejar las pertenencias, pesaje de la mochila, declaración de honorabilidad y control médico, me costó hacerme entender (he decidido que voy a perfecionaar mi rumentario francés); cuando dejé todas mis pertenencias y me quedé con mi mochila "de combate" una extraña sensación me embargó, algo así como una aceptación de lo inevitable.
Había empezado la supervivencia. Nos preparamos para pasar la segunda noche en el vivac, al día siguiente sonaría ACDC, autopista al infierno, parte de su letra no se me iba de la cabeza..."no me detengas, no hay razones...". Todos estábamos de acuerdo en algo, ya queríamos estar corriendo. Nadie reconocía estar nervioso pero las caras eran un poema, la mayoría sabíamos más o menos a que nos enfrentábamos, o al menos creíamos que lo sabíamos; luego me daría cuenta de que nada de lo que había pensado tenía que ver con la realidad, excepto en una cosa; aquello era una experiencia única y excepcional para ser vivida en los desiertos que se abrían ante nosotros y, como nos habían dicho todos los que habían pasado por estos lugares....ya nada sería igual.

Sed felices o, al menos, intentadlo.

miércoles, 9 de abril de 2008

El sueño se hizo realidad


"vacíate y te llenarás, dóblate y te erguirás"
Ha sido todo un espectáculo de principio a fin. Sables no defrauda a nadie, detrás de Sables está el desierto, o mejor dicho los desiertos, con sus visiones inmensas, olores a tierra quemada, abrasada. Extensiones en las que te sientes uno con la nada. Soledad en la que te sientes libre y acompañado. Hice caso de los que me aconsejaron que abriera mi mente, corazón y alma al desierto y éste me ha correspondido. Las cargas con las que fui se quedaron en las arenas infinitas. Metro a metro he hecho el camino; como en la misma vida, la prueba ha sido rica en todo: miedo, paz, ansiedad, incertidumbre, relajación, pensamiento y sentimiento, dolor y placer.
Dicen que el desierto es infértil; quien lo dice no lo ha vivido. En él he aprendido, en él he vivido con sus reglas. Todo lo que tienes que aprender él te lo enseña.
Ahora estoy poniendo en orden mis sensaciones y pensamientos. Es hora de cosechar.
Quiero deciros que no podéis llegar a imaginar hasta que punto vuestros mensajes me han llegado a lo más profundo del corazón, en mi haima nº 6 la de los andaluces, llorábamos cada día con los mails, estos nos daban fuerzas para seguir, para aguantar. Tod@s y cada uno de vosotros me habeis ayudado a conseguir mi sueño.
Poco a poco intentaré ir transmitiendo mis experiencias.
Gracias a tod@s, gracias, gracias...
Ya sabéis sed felices o, al menos intentadlo...