Ayer fue un lunes con vocación de domingo; me fui a la playa a entrenar. Una playa desierta y gris , más grande que otras veces se abría ante mí. La primera parte la hice por un sendero, de vez en cuando entraba por las dunas, no quería castigarme mucho. El olor era intenso, la tierra se ha empapado y lo agradece regalando su aroma. La arena de las dunas estaba dura, subo y bajo sin esfuerzo, llego hasta el final de la playa e incio la vuelta por la arena mojada. Las olas rompen en la orilla con estruendo queriendo dejar claro que, aunque sean pocas, tienen mucho que decir. La espuma en el aire entra en mis pulmones gris sobre blanco, blanco sobre gris.
Hoy es martes, me he levantado a las seis y he cargado la mochila, me he venido a trabajar corriendo, es un buen entreno, en dos sesiones de 8 kilómetros.
La ciudad empieza a despertarse, voy con chaleco reflectante, tres brazaletes luminosos y una luz en el cogote que manda destellos, de cualquier manera huyo de lo pisar un sólo metro de carretera, siempre por carril bici o aceras hay que estar a cubierto del conductor/a en estado de sueño cuasi REM; voy a un ritmo ultratrotón, me siento cómodo, veo una tormenta enorme que ilumina el cielo, voy hacia ella, es como meterse en la boca del lobo. No llueve, viene a mi mente una frase al ver a tanta gente desplazarse en coche...confía en tus piernas, llevo todo lo que necesito: traje de agua en la mochila, ropa de repuesto...que llueva si quiere...al final llego sin mojarme.
Ahora mismo, después de haber estirado, duchado y desayunado escribo este post con una sensación de relajación, de bienestar grande. Después de una mala noche con sueños inquietantes es agradable volver a sentirse bien. Hacía tiempo que no tenía este sueño, en realidad tiene muchas variantes importantes; el sueño habitual es el de ir en una carrera y perderme, en esta ocasión la carrera discurría por laberintos subterráneos, unas pendientes infernales se abrían ante mí, veía gente caer al abismo, pensaba en abandonar y me preguntaba ¿donde iría si abandonaba?, por allí sólo había túneles oscuros así que seguí adelante...no sé si llegué a algún lugar, seguro que eso será en otro capítulo.
Sed felices o, al menos, intentadlo.
7 comentarios:
Esas sensaciones, que tan bien has descrito, son las que yo siento cuando he terminado de correr. Son difícil de describir, creo que hay que escribirla en el momento justo, como tu has hecho.
Saludos
hola runner
habria pagado por tener tu dia de ayer
que fantastico , esa sensacion cerca del mar,,la playa vacia, el dia gris, el aire....
un beso
seguir adelante, la oscuridad tiene su propia luz
ver amanecer así de vivo, uno de los mejores placeres
En un par de épocas tuve la fuerza de voluntad suficiente para hacer ejercicio antes de entrar a trabajar. Durante una semana, vine en bici. Pero a la salida, muerta de hambre, la cuesta hasta mi casa se hacía inexcalable.
Más aguanté cuando empecé a ir a la piscina a las 7 de la mañana. Yo y dos locos más y todas las calles para nosotros... Pero a las 7 y media tenía que correr para llegar al curro y muerta de hambre. Siempre se me hacía tarde... y también tuve que dejarlo.
Pero que guai era!!!
No sé como estará el tráfico por ahí pero en 8 km a lo mejor no hay tanta diferencia de tiempo y seguro que llegas de mejor humor a trabajar.
El sueño de perderse lo ha tenido yo también y el de no tener fuerza apra levantar los pies un clásico.
Tú no eres capaz de perderte ni en un tunel a oscuras ni en un desierto, como ya lo demostraste.
Yo suelo soñar que me persiguen y escapo elevandome del suelo y volando cual superheroe.
Tú encambio vuelas sobre las dunas y carriles de bicis, ¡¡jopes como te envidio!!
Besos campeón
A proposito de tu comentario en mi blog, tengo que decirte que tú con tus cuentos también fuiste mi rey mago, y Ro mi reina maga.
Besos campeón
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