
Nuestro proyecto no es sólo ir allí, hacer la salvajada y volver, no es eso, queremos ser huella, queremos sembrar una semilla que, quizás, tarde años en germinar.
Hoy estoy, estamos felices, hemos tenido una reunión con el jefe del área de deportes de la diputación; un tipo fantástico, volcado en su trabajo. Nuestra idea de dar charlas en colegios después de la prueba ha sido el germen de nuestra conversación; probablemente a la vuelta de Sables llevemos el espiritu Sables a la escuela. Más de mil quinientos niños podrán participar en pruebas de aventura que emulen a Sables. Los valores de solidaridad, compañerismo, respeto a la naturaleza, superación personal (no serán pruebas competitivas), coraje y fuerza como medio de creer en uno mism@ serán los que se vivirán de forma activa. Una cosa es hablar de Sables en una charla y otra es vivirlo haciendo travesía por etapas por el campo o las dunas en grupo y con su pequeño equipo (mochila con sus cosas dentro).
Poder dejar ese tipo de huellas es aquello es lo importante. Si no hubiera existido aquel tipo, D. Jesús, larguirucho y musculoso que trepaba por las pendientes haciendo que resopláramos, seguro que hoy no estaría a punto de enfrentarme con este reto.
La vida te da muchas cosas y las mejores son aquellas en las que te das, te entregas al otro.
Sed felices, buena semana y avanzad...